Siempre lo he dicho y lo mantengo, pocas cosas son más humildes que los productos que vienen del campo y el vino es uno de ellos, un producto que se hace en el campo y se termina en la bodega, por este motivo debería estar alejado de esnobismos o parafernalias exageradas que no hacen otra cosa más que ahuyentar a mucha gente que quiere introducirse en este mundo, bien es cierto, que hay gran cantidad de profesionales, psuedo profesionales, personajes y personajillos que no colaboran a arrancar lo snob del mundo del vino. Para colaborar con esta causa y darle su sitio al vino alejado de un mundo de tonterías lo mejor que podemos hacer es no convertirnos en uno de estos individuos, pero ¿Cómo podemos evitarlo? Muy fácil, solo tienes que evitar ser o hacer lo siguiente:
Agitar la copa exageradamente Sí, hay quienes más que agitar la copa para llevarla a la nariz y olfatearla lo que hacen son movimientos exagerados que se diferencian muy poco del programa de centrifugado de una lavadora, hacen estos movimientos no solo en fuerza y en cantidad si no también en tiempo. Par oler un vino hay que hacerlo primero sin mover la copa, seguidamente y con suavidad, dos o tres vueltas serán más que suficiente para multiplicar las moléculas olfativas y así poder disfrutar de los aromas que no ofrecen los vinos.
El anfitrión segregador Si eres de esos anfitriones que guardan un vino de selección especial para bebérselo con su amigo de copas, otro snob claro está y dejas la botella de oferta de la semana del lineal de un supermercado para el resto de mortales además de reírte con tu compañero de lo que bebe el resto creyendo que nunca llegarán a tu nivel de catador o que no entenderían lo que estas bebiendo, eres de lo que no se necesita, deja de comportarte como un castigador, el único castigado es el vino.
Catador de atrezo No debes decir que un vino sabe o huele a tal o cual cosa si verdaderamente no lo crees, lo mejor que puedes hacer en confiar en tu paladar, en tu olfato y decir solo lo que sientes, puedes meterte en un jardín del cual te sea complicado salir, además, decir que un vino huele a acacias silvestres cuando nunca las oliste, la verdad es que tiene poco sentido y ni que decir de mencionar la cata leída un día antes de memoria para decirla con otro vino, como si todos los oliesen igual.
Competir con el profesional Tratar de demostrar tus conocimientos discutiendo con el camarero o sumiller de turno sobre el origen de un vino, de tus preferencias de uvas menospreciando otras o de como decantar un tinto con un profesional capacitado no es buen camino para disfrutar, relájate y disfruta que para eso se hizo el vino.
Pedidor repetidor Si eres de esos que se abalanza sobre la carta de vinos cuando vas a un restaurante porque siempre eres el que lo pide es un gesto de no cortesía algo más que feo, deberías dejar que de vez en cuando lo elijan otros, a lo mejor te dejas sorprender por algún vino que pidan que tú no reclamarías y encima te guste, suelta un poco de cuerda, no seas pesado!
Pedidor fantasma Cuando tengas la oportunidad de pedir un vino, solicita la carta, examínala y pide lo que hay en ella, no hagas como muchos snobs que sin ver la carta empiezan a decir los 2 o 3 vinos que se saben de memoria sin saber si están en la bodega de la casa, no cuesta nada leer la carta 2 minutos para hacer tu selección, seguro que tienen algo que te guste.
Pedidor fantasma 2 Una variante de este tipo de cliente es aquel que examina la carta minuciosamente y solicita un vino (normalmente caro) que sabe perfectamente que no está en la lista de los vinos, así con un par de botellas para adjudicarse medallas de gran bebedor y de paso deja caer que la bodega no está a su nivel, solicitando al profesional con un rotundo, entonces saca este… (normalmente el más barato de la carta). Estos también acostumbran pedir una sola copa del vino o champagne más caro de la bodega sabiendo que no es posible lo que pide.
Pedido por puntaje Existen muchos consumidores que solo piden lo que en las guías ponen por las nubes con puntajes altos, amigo mío, déjame decirte que esas son como su nombre bien dice “guías”, son para eso, para guiarnos, no son la verdad absoluta del vino ni mucho menos, además, que saben ellos de tus gustos, una vez más debes confiar en tu paladar y disfrutar sin prejuicios de lo que te gusta, no seas como esos que dicen que el vino Castillo… Marqués… Chateau… es buenísimo porque Parker le ha dado 94 puntos, gracias.
El catador interminable A no ser que seas un profesional del vino y estés en un panel de cata técnica, la cata del vino debe ser una cata edonista, es decir, de disfrute y sencilla, además de rauda, no debería tomarte más de un minuto el ritual de cata para disfrutar de lo que hay en la copa.
El corrector enológico Corregir constantemente a tus compañeros sobre la correcta pronunciación de zonas productoras, nombres de bodegas, uvas, etcétera más que llamar la atención por tus conocimientos vinícolas o de idiomas, es que llamas la atención por lo pesado que te pones, recuerda, el vino es para disfrutar, no para encontrar fallos.