Para saber a qué temperatura se debe servir cada vino, debemos olvidarnos de aquello que dice que el vino tinto se bebe a temperatura ambiente o “chambrer” (del francés chambre = habitación, es la acción de atemperar el vino a temperatura ambiente antes de beberlo) y los vinos blanco o espumosos muy fríos, si bien es cierto que hasta en la temperatura hablamos de gustos y en cuestión gustos “todo es relativo”, hay aspectos que debemos tener en cuenta antes de cometer un “vinicidio”. Es importante saber que a mayor temperatura del vino, tendremos notas alcohólicas, ya que el alcohol etílico, compuesto básico del vino debido a su fermentación, se volatiliza a partir de una temperatura de 21ºc., por eso no debemos servir vinos a más de 18ºc, y a menor temperatura, sentiremos mayor acidez, astringencia y amargor en el vino. Cabe destacar, que a partir de 5ºc hacia abajo, los aromas pierden potencia y las papilas gustativas de la lengua se cierran y hace muy difícil identificar las cualidades organolépticas de los vinos. También es importante saber que un vino que haya estado guardado en frío, una vez sacado de su fuente de frío, irá aumentando su temperatura a una media de 2ºc por cada media hora que pase fuera de una temperatura fría regulada. Para guardar una botella en frío, ya te puedes ir olvidando de la puerta del frigorífico, ya que es la parte con mayor temperatura de la cámara al estar más cerca de recibir ”bocanadas” de una temperatura mayor, además sufre constantes movimientos con el abrir y cerrar de la puerta, lo mejor es guardarla horizontal en una de sus estanterías de la parte baja, y que no sea por mucho tiempo, no hagas eso de guardar una botella de espumoso estas navidades y bebértela en las siguientes, ya que el frío puede “quemar” el vino, lo notarás cuando esté más amarillento de lo normal y un sabor algo más evolucionado, esto, en vinos blancos y espumosos, es mortal, ya que elimina sus notas frutales y florales que determinan su frescor. Del congelador ni hablamos claro, nunca, pero nunca metas un vino en el congelador, ahí sí, te convertirás en el serial killer de los vinos, recuerda que otro enemigo letal, además de los movimientos, lo son también los cambios bruscos de temperatura. Para enfriar “rápido” una botella de vino, lo mejor es ponerla en un recipiente con agua y hielo, una cubitera sería lo ideal, en cuestión de 25 minutos la tendrás a la temperatura correcta y si no, haber previsto esto con tiempo, que el vino no es ¡para estar jugando!. Ojo, la temperatura de servicio no es igual a la de conservación o guarda, para la conservación de los vinos tintos, es bueno guardarlos a una temperatura ligeramente inferior que la de su servicio, unos 14ºc-16ºc, será lo correcto, sino tienes una cava o cámara de vinos, guárdalos, en posición horizontal, o basta con que el corcho este en contacto con el vino para que lo mantenga dilatado y el corcho no se contraiga, para que no entre más oxigeno del que tiene que entrar por la porosidad del corcho para su micro oxigenación y debe estar en un lugar seco (sin humedad), sin ruidos ni vibraciones, que la luz sea pobre, no más de 60w e indirecta, que estén en un lugar que no tenga malos olores, ya que el corcho los absorverá, si es posible que haya una ligera ventilación y sobre todo a una temperatura constante, sin variaciones bruscas de temperatura y para beberlos, si están a una temperatura superior a la adecuada de servicio, una cubitera con agua fresca, 4 ó 5 hielos y 10 minutos bastarán para disfrutarlos.
Recuerda, la temperatura cambia, el mensaje no!.. Bebe el vino como más te guste!