Es la uva más representativa del Valle del Loira, dónde no solo tuvo su origen si no donde se ganó el respeto como uva de calidad a nivel internacional. La Chenin blanc es probablemente una del las variedades blancas más versátiles del mundo para la elaboración de vinos, con un gran potencial para la cría y el envejecimiento, con un extenso abanico de posibilidades para la producción de vinos, este amplio umbral va desde vinos blancos con crianza como se hacen en determinadas zonas del Loira, o los blancos secos debido a la gran acidez que producen sus mostos, semi secos con crianza en barrica como se elaboran en la A.O.C. Vouvray, pasando por producir con uvas menos maduras unos espumosos elegantes muy apreciados como los de Limoux o los crémant del Loira, hasta vinos dulces naturales si la añada ha sido de muy buena calidad que con la ayuda de la podredumbre noble o botritis y crianza en barricas son vinos de un calibre muy serio a nivel mundial muy típicos en Coteaux du Layon, Quarts de Chaume y Bonnezeaux…
Botellas, la belleza no solo está en el interior
Sin duda, el protagonismo es el contenido y no el continente, pero, ¿qué sería del contenido, sin una botella de vino como la que conocemos hoy en día? Y cuando digo botella del latín butticŭla, me refiero también al tapón, dos elementos, tapón y botella, que pasan inadvertidos, ante lo glorioso de su “inquilino”, ya sea vino o espumoso, que es lo que nos atañe en este caso.
El material Erróneamente decimos botella de cristal, cuando a las que nos referimos están hechas de vidrio, un material que a diferencia del cristal, está compuesto de cerámica inorgánica, amorfa, dura, frágil y transparente hecha a base de arena de sílice, carbonato de sodio y caliza, se juntan y se funden a una temperatura de 1,500ºc. Sin embargo el cristal, contiene óxido de plomo, que le da particularidades como mayor brillo y su sonido particular. El óxido de plomo que contiene, hace que el cristal necesite mayor calor para su fundición…