Era el día de hacer Chimichurri en casa así que aprovechando la coyuntura decidí hacer una variante que llevaba dándole vueltas hace ya tiempo, así que hice un Chimichurri con chile y mango, este menjunje es una variación sencilla, pero créeme si te digo que cambiando o añadiendo un par de ingredientes poco o nada habituales a este aderezo el cambio que hacemos es radical y obtenemos la personalidad de un Chimichurri, la “chispa de vida” que aporta el picante y la nota dulce y exótica del mango, toda una mezcla de sabores explosiva que le da una vuelta de tuerca a tus platos y diferenciará los sabores en tu mesa. Como lo hice a modo de prueba, hice poca cantidad, así que si quieres hacer más solo debes multiplicar proporcionalmente…
Crema de ají amarillo
Entendemos como crema, a una “salsa” más espesa de lo habitual, y no lo digo solo por la densidad del líquido, sino también por su textura y de uno que otro tropezón. Este fruto pertenece a la familia de los Capsicum baccatum y a la variedad pendulum. Originario del Perú, su uso en esta región, data desde el año 8,500 A.C., mide entre unos 10 a 15 centímetros, de forma cónica, unos 2 centímetros de grosor, es alargado y de color verde cuando está creciendo, luego se vuelve amarillo, de ahí el nombre, ya que cuando está maduro es de color naranja, tiene un sabor algo dulce, muy frutal, no es muy picante, ni es abrasador, su picor solo llega hasta 15,000 SHU en la escala de Scoville. El ají amarillo, es uno de los ingredientes fetiche de la gastronomía peruana…
Picantes y Scoville… la cosa está que arde!
Para entender de pimientos y picantes, es importante saber algunas cosas. Primero, existe una sustancia que se llama Capsaicina, que es un componente químico que está en los aceites de las semillas y “costillas” o “venas” de los pimientos, chiles, ajíes, guindillas o picantes, o como quiera llamarles. Todas ellos, frutas del género Capsicum, de la familia de las Solanáceas, donde también están incluidos los tomates, las patatas y las berenjenas. Es gracias a la Capsaicina, que estimulan las membranas mucosas, las terminaciones nerviosas de la lengua y los sensores térmicos de la piel y produce una reacción química que nos hace producir la llamada “sustancia P” en la sangre y manda señales al cerebro que dicen que estamos comiendo algo picante…