Otra gran cepa, muy viajada e internacional, es la uva fetiche de la Borgoña, sin embargo, también conforma el trío de la Champaña, es decir, es una de las tres uvas permitidas para la elaboración de champagne y es la única uva tinta permitida en los vinos de Alsacia, es una uva polivalente, usada para la elaboración de espumosos, vinos blancos, grises, rosados y tintos. Nos solo es la mimada de la Borgoña, sino, que literalmente a esta uva hay que mimarla, muy delicada para la vinificación ya que es muy sensible para las enfermedades fúngicas, débil ante el mildiu y oidio, particularmente sensible a la botritis, polilla del racimo, ácaros y cicadélidos o al corrimiento climático entre otras tantas, demandando así mucho tiempo y cuidado del viticultor…
Botellas, la belleza no solo está en el interior
Sin duda, el protagonismo es el contenido y no el continente, pero, ¿qué sería del contenido, sin una botella de vino como la que conocemos hoy en día? Y cuando digo botella del latín butticŭla, me refiero también al tapón, dos elementos, tapón y botella, que pasan inadvertidos, ante lo glorioso de su “inquilino”, ya sea vino o espumoso, que es lo que nos atañe en este caso.
El material Erróneamente decimos botella de cristal, cuando a las que nos referimos están hechas de vidrio, un material que a diferencia del cristal, está compuesto de cerámica inorgánica, amorfa, dura, frágil y transparente hecha a base de arena de sílice, carbonato de sodio y caliza, se juntan y se funden a una temperatura de 1,500ºc. Sin embargo el cristal, contiene óxido de plomo, que le da particularidades como mayor brillo y su sonido particular. El óxido de plomo que contiene, hace que el cristal necesite mayor calor para su fundición…